Tal y como lo predica el Dr. Lothar
Meier, nuestras creencias modifican literalmente nuestra estructura y mecanismo
cerebral el cual a su vez condiciona nuestra manera de pensar, reaccionar y
sobre todo de actuar ante la vida.
Es por ello que es de suma
importancia que empecemos a ser conscientes de nuestras creencias más básicas y
arraigadas, las cuales por mayoría son inculcadas por la sociedad y por otra
parte son respuesta a las experiencias producidas por el medio ambiente que nos
rodea.
Puede que las creencias se escondan
tras mascaras de inocencia y serenidad, sin embargo es común que impliquen
serías consecuencias lógicas que conscientemente no percibimos, que a la larga
terminaran perjudicándonos y actuando en nuestra contra inconscientemente.
Un claro ejemplo sería la creencia social de
una media naranja; al aceptar la creencia que en algún lado está la persona que
nos complementará y que nos hará felices por el resto de nuestras vidas,
estamos aceptando un paquete de implicaciones lógicas que de alguna forma u
otra podrían detener nuestro proceso de evolución espiritual e incluso paradójicamente
de ser felices tanto individualmente como con alguien más.
Esta creencia de forma inconsciente
denota una dependencia hacia alguien, donde se le exigen ciertas expectativas a
cumplir para poder alcanzar la felicidad individual creyendo que es en pareja. Todos
o al menos casi todos tenemos el mal hábito de forjarnos ilusiones y
expectativas y de forma casi robótica
desilusionarnos si estas no se cumplen, a groso modo esto quiere decir que
estas depositando tus esperanzas de felicidad, amor, paz, tranquilidad, etc. En
alguien más, fuera de ti.
Como consecuencia por lo general
nunca te va ser suficiente lo que esta persona te pueda ofrecer y
desgraciadamente siempre podrás encontrar un fastidioso “pero”. O por el
contrario creerás que nadie es digno de ti, llevando ambas dos como resolución
a una falta de felicidad o satisfacción
completa y sobre todo una empoderada e interminable búsqueda de algo que en si
es una ilusión posiblemente pausada por un rimbombante super elocuente y falso “Es
que no me comprometo al 100 o no encuentro pareja porque ¿Cómo voy a querer a alguien más si no
me quiero a mi primero?”, claro sin tomar en cuenta su sin fin de posibles
variantes y derivaciones.
Si bien es más que cierta la frase
anterior, esta por general es usada como escudo de viejas creencias que pretenden
sobrevivir y adaptarse a la nueva conciencia.
La mejor manera de descubrir si
eres VICTIMA de viejas creencias que ya no tienen razón de ser, las cuales tal
vez en su momento fueron necesarias o simplemente fueron, es percatarse de cual
egoístas somos; ¿Qué esperas de los demás?, ¿Qué esperas para dar lo mejor de
ti? Y sobre todo ¿Qué esperas para ser completamente feliz?
Personalmente considero que si no
somos completamente felices es porque todavía tenemos ciertas creencias que nos
hacen depender de los demás y por ende esperar de ellos, exigirles y sobre todo
responsabilizarnos de nuestras emociones, sentimientos, pensamientos, acciones
y en sí de nuestra realidad. Porque al fin y al cabo si no nos podemos dar una
gran felicidad e iluminación a nosotros mismos es porque seguimos egoístas. J
Saludos y gran inicio de semana!!!
EL DESPERTAR DE LA CONCIENCIA EN
AMOR
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