A veces
parece ser verdaderamente difícil darle la espalda a nuestros miedos, y cómo no
habría de serlo si desde que tenemos uso de memoria, siempre han estado
presentes en nuestras vidas.
Cómo olvidar
aquella vez que derramamos nuestra bebida favorita en la alfombra nueva de la
abuela, y por miedo a las represalias tapamos la mancha con el tapete que hacía
juego.
O ese primer día de
clases en el que el dolor abdominal (nervios), era algo tan nuevo y
desagradable para nosotros que simplemente decidimos aferrarnos a las piernas
de nuestra madre, o padre por supuesto.
Qué tal el día que
tuviste que exponer ante la clase y olvidaste por completo todo lo que tenías que decir, sintiéndote
decepcionado y triste al mismo tiempo de ti mismo.
Tal vez ninguno de
estos recuerdos venga a tu mente, pero seguro si haces memoria, o incluso si no
vas tan atrás en la línea del tiempo de tu pasado, podrás acordarte de algún
miedo latente en tu vida, este puede ser muy simple, como tener miedo a la obscuridad,
miedo a estar mucho tiempo solo en una habitación, o por el contrario estar
mucho tiempo en un lugar con demasiada gente. Puede ser una fobia, a las arañas, ratones, cualquier cosa que te
pueda parecer desagradable y que preferirías evadir a tener contacto con ello
constantemente.
Todas estas
pequeñeces, y no tanto, ya que en ocasiones existen miedos tan predominantes
que pueden convertirse en enfermedades, son
huellas en nuestros corazones que hemos ido tapando a lo largo de
nuestra existencia, exactamente como a la mancha de la alfombra de la abuela.
Sin embargo, es inevitable mirar debajo del tapete y no encontrar los residuos
de la mancha, aún después de tanto
tiempo.
Es lo
mismo que sucede cuando alguno de estos miedos va creciendo en nuestro
interior, y jamás lo dejamos salir o no hacemos caso de lo que sentimos, y nos seguimos preguntando ¿por qué me siguen
pasando las mismas cosas, por qué me siento tan mal, por qué me da tanto
miedo tal o cuál situación?. Las
respuestas se encuentran debajo del tapete, porque nunca tuvimos el valor de
ver lo que esa situación nos ocasionó en
el pasado.
Lo bueno es que
muchas de esas situaciones no son precisamente reales o nuestras , la mayoría
de las veces son aprendidas, o nacen de suposiciones de lo que podría pasar, pero
nada con lo que hayamos nacido, y no se pueda cambiar, es más, aún si nacimos
con ello, si verdaderamente tenemos la convicción y el deseo, podemos
cambiarlo, como cuando no nos gusta la
forma de nuestro cuerpo y por salud o en ocasiones por vanidad decidimos
cambiarlo y adoptar alguna actividad física para mejorar su funcionamiento y/o aspecto.
A veces
precisamente esos parámetros de la sociedad son los que remarcan nuestras
inseguridades, sin embargo la sociedad siempre va a estar ahí, y lo único que
podemos hacer es aprender a sobrellevar los estándares de esta, y salir airosos
en ello.
Pueden parecer
términos muy sencillos, ya que cuando se trata de darle la espalda a algo que
está a la puerta de nuestras casas, no
resulta tan fácil enfrentarlo.
La
cuestión está precisamente en abrirle la
puerta a nuestros miedos, y en mandar mucho a volar al que dirán y a esas ganas de quererlo
controlar todo a todo momento, y es que,
¿quién quiere vivir con miedo? Al vivir con miedo, realmente te pierdes de toda
la belleza de vivir, ya que no disfrutas plenamente, sólo vives condicionado o
condicionada a estar bien ante las situaciones que no representen ningún tipo
de miedo, te pierdes de la aventura, de lo desconocido, de lo que no puedes saber y eso
es ponerle restricciones a la vida.
La manera más fácil
de decirle adiós a los miedos, es primero que nada identificar aquellos miedos
heredados y creados por nosotros mismos en son de boicotear nuestros sueños o
ideas más preciadas. En segundo lugar, no tener miedo del miedo, apoyándonos en
la sabiduría de nuestros corazones, y reconociendo que los miedos se pueden
disminuir o desvanecer, y sobre todo en saber
que no queremos vivir con ellos, y lo último y por supuesto lo más complejo, es
hacerles frente cual toro por los cuernos, con la seguridad de saber que al
momento de soltarlos, la sensación será la más placentera que hayamos
experimentado en años , ya que de esta manera
nos sentiremos liberados y con la certeza de que podremos hacer frente a
cualquier obstáculo de cualquier tipo
que se nos presente, porque habiéndolo hecho una vez, las siguientes
veces serán pan comido.
Insisto en que
podría parecer sencillo hacerlo con sólo leer unas cuantas palabras, y a final
de cuentas es verdad, porque la decisión
está en cada uno de nosotros, pero lo
que me parece una verdad universal muy poderosa, es que no hay alma en el mundo
que no desee una vida mejor, llena de felicidad, libre de miedos y apegos. Si
te da miedo dejar la ilusión de un amor que ya no te corresponde, un empleo que
nunca has estado convencido que sea para ti, dar un paso grande en tu vida que
implique muchos riesgos, sólo me queda invitarte a atreverte, a atreverte a
hacer eso que nunca imaginaste hacer, a cumplir tus sueños más atesorados y a
empezar a vivir, a vivir de verdad, sin miedo y con seguridad de ti mismo.
¡Mucho éxito!
Namasté
Iliana L.
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